La batalla
Todo empezó como una estúpida pelea que desencadenó en una interminable
batalla.
Los cuerpos nadaron por la arena, colisionando una y otra vez, mostrando su
fuerza, valor y espíritu de victoria. Bajo la noche estrellada decidieron poner
fin a ese juego de locos, de niños atontados. Uno sobre el otro sustituyeron
los bajos golpes y los mordiscos viperinos por caricias y besos, con un único
testigo, el mar, que asombrado comenzó a agitar sus olas, fuertes y vibrantes,
como sus cuerpos, que sustituyeron sus quejidos por jadeos.
Este relato es un poco raro, al principio no sabia si estabas hablando de personas jajaja
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