Milhojas natural
La hojarasca cubre la base de este delicioso pastel, nutriendo la tierra
que da vida y crea. El rocío de la mañana entierra las delgadas capas de hojas
amarillas, que quedan dispuestas en el bosque como una crujiente alfombra. El
fango es la salsa, que da consistencia a la mezcla. Y a veces, en invierno,
todo queda espolvoreado por una fina y elegante nieve. Solo queda presentarlo
con un ramillete de color verde y unos arándanos salvajes. La naturaleza, en
todo su esplendor, un plato para los comensales más briosos.
Microrelato recogido en el libro Buffet Libre en la sección de "Los postres". Libro realizado por el Colectivo de escritoras/es Valencia Escribe
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