La batalla

Todo empezó como una estúpida pelea que desencadenó en una interminable batalla.
Los cuerpos nadaron por la arena, colisionando una y otra vez, mostrando su fuerza, valor y espíritu de victoria. Bajo la noche estrellada decidieron poner fin a ese juego de locos, de niños atontados. Uno sobre el otro sustituyeron los bajos golpes y los mordiscos viperinos por caricias y besos, con un único testigo, el mar, que asombrado comenzó a agitar sus olas, fuertes y vibrantes, como sus cuerpos, que sustituyeron sus quejidos por jadeos. 

Comentarios

  1. Este relato es un poco raro, al principio no sabia si estabas hablando de personas jajaja

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