Y se hizo el silencio

Toda esta historia comienza en un viejo circo situado en la costa de Palermo. Es la historia de Esmeralda e Isidoro. ¡Artistas!, sin lugar a dudas, de ese bello y misterioso oficio.

Isidoro trabajó en el circo desde los quince años. Entro en el mundo del espectáculo por unos cazatalentos que vieron en él, una asombrosa fuente de ingresos. Primero comenzó como contorsionista, dada su gran flexibilidad, también hizo de payaso, domador de fieras, y, finalmente, inició su carrera como trapecista, la cual le llevo a la fama, por toda Italia.


Conoció a Esmeralda un jueves, un tanto lluvioso. Isidoro se quedo estupefacto, pues en toda su vida, no había visto a una mujer tan hermosa como ella. Esmeralda era de España. Tenía diecisiete años cuando conoció a Isidoro, y él tenía veintiocho. Era una mujer de tez salvaje, cabello largo y alborotado, y de un negro intenso. Sus ojos, eran color aguamarina, y su cuerpo, lleno de interminables curvas. Mantenía una actitud firme, sensual y enigmática, como si estuviera ocultando algún secreto. Esmeralda había acabado en Italia, por que de un día a la mañana, se levanto y comenzó a viajar ansiosamente, por toda la costa del Mediterráneo. Pero no quería alejarse de esas aguas saladas y cristalinas, por que era allí donde sentía fluir su sangre.


Esmeralda se dedicaba a arreglar, modificar y crear los trajes de todos los miembros del circo. Tenía un gran talento con la costura y el diseño de novedosos patrones, para cada espectáculo. Pasaba horas, remendando, las roturas de los trajes del descuidado Isidoro, y este se dedico a enseñarle el oficio de contorsionista, pues había visto en ella la destreza necesaria para ello. Pasaban las noches en vela, preparando numerosas danzas, con las que deslumbrar cada día a sus espectadores.


Y así, poco a poco, Isidoro y Esmeralda se enamoraron locamente. Pero era un amor furtivo, pues nadie en la compañía debía de enterarse de tal romance, ya que el dueño del circo estaba fascinado con Esmeralda, y todos los días la perseguía para intentar conquistarla, pero ella no le correspondía como él deseaba, y este le juro que si le veía con algún hombre lo mataría y a ella también, pues si no podía pertenecerle a él, no le pertenecería a ningún otro. Todos los hombres de la compañía tenían prohibido intimar con ella, pues era la fantasía del dueño, Isidoro, con la excusa de los bailes y las clases de contorsionismo, había conseguido tener acceso libre a ella, pero, con ello, se había ganado las enemistades de muchos hombres del circo.


Actuaban con cautela, cuando podían contener sus arrebatos pasionales, intentando evitar los ojos escurridizos de los secuaces del dueño, que estaban por todas partes.


Un día Esmeralda recibió una carta de su madre, a la cual ella escribía con regularidad, diciéndole que su padre estaba muy enfermo, y que debía volver a su país para reunirse con su familia, en esos momentos que tanto la necesitaban.


Esmeralda marcho para España, para unirse con su familia, e Isidoro se quedo en Palermo trabajando duramente y esperando su regreso. Cada noche soñaba como aparecía ante sus ojos y él la abrazaba y no la dejaba volver a marcharse de su lado.


Pasaron los meses, e Isidoro no recibía noticia alguna de Esmeralda. No había contestado a ninguna de las numerosas cartas que el le había mandado durante ese tiempo.


Una mañana de abril, uno de los secuaces del dueño del circo le dio una carta de España, escrita por la madre de Esmeralda, Carmela. En ella, le contaba como Esmeralda había acabado con su vida, al morir su padre en sus brazos. Se había lanzado en picado al mar y se había ahogado en esas profundas aguas. Aún no habían encontrado su cadáver. Isidoro noto como su corazón se partía en infinitos, ensangrentados, pedacitos. Jamás había sentido tanto dolor en su interior. Notaba como la sangre le hervía, como el pulso se le aceleraba, le flagelaban miles de espasmos sobre su piel y como le costaba respirar cada vez más, hasta que perdió el conocimiento, durante un día entero.


Al recobrar la conciencia, sentía como si su alma se le hubiera escapado. Se sentía vacío y solo. Isidoro tenía que comenzar a calentar para el espectáculo de la noche, así que se levanto de la cama, que aún tenía el perfumado olor a lavanda de su amada, y cogio de la mesita de noche, la cadena de oro, donde tenía una foto de ella. La beso y cerro los ojos fuertemente, conteniendo el llanto inminente, que rasgaba, gélido, su corazón. Comenzó ha realizar estiramientos de los brazos y las piernas, sintiéndose tan pesado, como un yunque de hierro. No conseguía centrar su mente en los estiramientos, solo podía visualizarla a ella. Tenía en su cabeza hasta el mínimo detalle de su despedida, hacía unos meses, en la estación de trenes de Palermo. Como su vestido, de fresas silvestres, se movía enloquecido, por el fuerte viento, como se abrazaron, notando todos sus huesos, en un abrazo conmovedor, como se besaron, en un beso por el que él hubiera vendido su alma para no cesar ese magnifico momento. Se sentía culpable de la muerte de Esmeralda. Tendría que haberla retenido a su lado, y jamás dejarla que fuera de vuelta a España a ver a su padre. Había sido un error no mantenerla a su lado, pues estaría viva y junto a él.


El espectáculo de Isidoro se volvió frío y sombrío. Las luces que brillaban en el escenario, cuando él aparecía, dejaron de utilizarse. Ya no había música, ni decorados, ni tampoco sonrisas. El ritmo feliz y alegre de sus actuaciones, se convirtió en una danza lúgubre y taciturna, donde con cada salto demostraba su terrible desesperación. Isidoro solo quería saltar al vacío y no dejar huella de su existencia, como había echo Esmeralda.


Trabajaba noche y día, dejando transcurrir así los días, intentando ocupar su mente en los saltos, que le transportaban a la dulce melodía que le cantaba Esmeralda, cada vez que actuaba, y él se sentía libre, como un pájaro, y solo quería volar y reunirse con ella.


Pasaron lo años e Isidoro se volvió solitario y extraño. No hablaba con nadie, y solo trabajaba y deambulaba por el circo. Una noche, en la que estaba actuando, reconoció una melodía que no oía hacía ya doce años. Una música celestial que le transportaba a la época donde él aún era feliz. Miro hacía las gradas, confuso y alterado, y allí estaba ella, silbando. No se lo podía creer, perdió el conocimiento y cayo. Se hizo el silencio en el circo.


Esmeralda salto las vayas, que separaban el escenario de las gradas, y se lanzo sobre la red, donde había caído Isidoro. Grito desesperada y lo golpeo furiosa. Este abrió los ojos y dijo “Esmeralda, que bella que estás. Estás como el primer día que te vi. Por fin ya estoy a tú lado y podremos disfrutar de una vida juntos en el cielo”. Esmeralda le beso dulcemente y le susurro al oído “Cariño, que susto me habías dado. ¡Pensé que habías muerto! Mis ojos no han podido soportar verte caer. Como te quiero Isidoro. Amor he vuelto. Y no me volveré a marchar jamás de tú lado”.


Esmeralda e Isidoro se quedaron abrazados sobre la red. El público sonreía al ver tan glorioso reencuentro.

Comentarios

  1. OOOOHHHH!!!!
    Q bonito jejeje, muy romantico
    me gusta,me gusta, aunq no entiendo muy bien su relacion con el titulo
    aun asi esta muy xulo y tambien me gusta el escenario en el q lo as exo, muy original
    y q diablos le paso a ella?? q pensaban q se abia suicidado y a los años vuelve??
    pos eso sigue asi

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  2. Vamos a ver...esto es muuuyyy mouling rouge...asi que...eso le quita originalidad, y una cosa mas me he reido cuando he leido..q el queria que ella fuera contorsionista, xq veia en ella habilidades....bueno... q sexual eso, no???
    Pero es muy bonita...la pregunta es...ella no estaba muerta o es simbolico, es decir, el va a morir y la ve, se reune con ella? o estaba vive y solo pudo ir 12 años despues???
    muy picaroon cosita
    bss

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  3. Viendo las dudas existentes a la historia, hago aclaraciones :)

    Esmeralda no estaba muerta en ningún momento, la carta no había sido escrita por su madre, si no, por uno de los secuaces del dueño del circo, con la intención de que este se olvidará de ella. Ya que como dije "Si el dueño no la poseía, nadie tenía derecho hacerlo".

    Y, respecto a su desaparición durante doce años, no se sabe, es un misterio :)

    Me alegro que os haya gustado :)

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  4. Pero... porqué no muere nadie???? xD porque??? xD jajajajaja nunca pensé que me faltara una muerte en tus relatos... creo que en mi mente ya tienes un estilo concreto... jejeje
    Que feliz ^^

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