Un sueño que nunca acaba

“Everybody dreams alone / On their own / Privately / In unison / They fall asleep / And drop like flies / And make ends meet / And it makes me cry”

(Sorry – In unison)

No podía parar de llorar. Me sentía tan triste. Como si un capítulo de mi vida se hubiera acabado y el miedo de empezar de nuevo destruyera mi ser, pero eso no podía ser cierto, después de todo lo que había superado, las horas de terapia y las drogas que nublaban mi mente. En ese momento supe que estaba durmiendo, pero algo iba mal, era consciente y no podía moverme. Otra vez sufría de parálisis del sueño. Mi hardware corporal no funcionaba, mientras mi software espiritual daba brincos dentro de mí, haciéndome añicos. Por un breve fragmento de tiempo conseguí mover mis dedos, hackeando mi coraza externa, intentando despertarme. Pero no conseguí sacarme de esa pesadilla que no iba a cesar. Cuando los muertos se presentan en los sueños sabes que algo va mal. Y ahí estaba, en las sombras de mi habitación. Creciendo con mi pánico, sorbiendo mi dolor. Mi rostro lleno de lágrimas, mi mandíbula desencajada en un grito sordo. ¿Por qué me atormenta el mismo espejismo? ¿Por qué quién me tenía que querer, cuidar y proteger, sigue atemorizándome por las noches? Su suicidio me ha perseguido en los últimos cinco años. Pensaba que lo había superado. Nueva casa, nuevo coche, nuevo perro, en fin, nueva vida. Cada noche necesito una tonelada de ansiolíticos para controlar la taquicardia y he vuelto a sufrir sonambulismo. Las alucinaciones, las explicaciones bizarras… y ahora, ver a los muertos y confundirlos con vivos. Creo que lo que te hace sentir grande es asustarme. Veo tu esencia elevarse sobre mis ojos y como te dedicas a aspirar mi cordura. Como un mantra me persigues con tu muerte. Coges el revólver y te vuelas la cabeza, haciendo un grafiti sangriento en la pared. Tus sesos pintan nuestras fotos, nuestra celebración a la vida. Por favor, necesito que dejes de perseguirme. Necesito que me dejes. Que cese este hechizo paralizante. Sigo llorando y consigo que un murmullo brote de mi garganta, despertándome abruptamente, sintiendo que solo ha sido una horrible pesadilla, un recuerdo doloroso. Pero sé que no es cierto, por qué sigo viéndote en la esquina de la habitación, lamiendo la sangre de las paredes, mientras te ríes de mí. Mi tristeza es el motor que te da vida.

Comentarios

  1. Por fin me digno a comentar este texto! xD Como ya te dije en su momento, me pareció muy triste y malrollero, que es lo que buscabas, así que perfecto :) Y la forma de meter el graffiti me encanta, se me generó una imagen en la mente muy chunga pero muy chula.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Qué hace un bolchevique cuando se zambulle en el Mar Rojo?

Ensoñación (anti)capitalista

Una vida tatuada