Derrota

Era recurrente como en sus sueños. Un día no lo pudo evitar y quedo atorado en la gatera. La dueña de la casa amputo sus piernas, harta de verlo bailar, normalmente victorioso, delante de su casa con uno de sus sostenes en sus manos. La música se desvanecía en un charco sangriento.


Imagen dada por Valencia Escribe

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