California Dreaming: Desfase Horario.

- Antuan, siento haber vuelto a llegar tarde. ¡Venga, por favor, no te cabrees tanto conmigo! – le suplico con ojos de niña dulce.

- ¿Tarde?. Pero si no has venido en dos días a trabajar. ¿Sabes lo preocupados que estábamos por ti?. ¡Al menos podrías habernos cogido el teléfono una sola vez, ¿no?, ¿es mucho pedir señorita?. ¡Esto ya es el colmo Adara! – grita colérico. Me siento como una adolescente a la que su padre riñe por haberla pillado fumando en el baño.

- Anda… que estaba haciendo buenas acciones. No te enfades bobalicón. No se, no tuve consciencia del tiempo, no sabía ni que día era. Yo solo cumplía con mi deber.

- Bien. Ni me importa ni me interesa. Ese no es mi problema. Escúchame, deja de emborracharte como una cría y cumple con tus obligaciones. Es la última vez que te paso una, ¿entiendes?.

- Claro como el azul de tus ojos guapetón – le digo sonriéndole. Cada mes me pasa una, ¿me pregunto si al final esto tendrá su límite?. Parece muy serio, pero no creo que me deje en la estacada sin trabajo. Es un buen tío – Gracias. Eres el mejor – un poco de peloteo para mi adorable jefe - Prometo portarme bien – suelto una risotada pícara para romper la tensión. Antuan bufa molesto y me mira arrugando la nariz. Esta muy bueno cuando se cabrea. Totalmente bueno. Le da un aire de músico desdeñoso. Pero el ni se entera.

- Pero no creas que te libras de mi castigo favorito, anda, vete a limpiar los baños. Quiero que estén tan brillantes que cuando vaya a mear vea mi reflejo en ellos.

Me paso la tarde limpiando esos cuchitriles. Es increíble ver lo limpio que esta en general el local, y que cuando entras a los baños es como si te metieras en un pozo lleno de mierda, rebosante y asqueante mierda. Estoy orgullosa del resultado de mi limpieza. Se podría comer hasta en la taza del water. Y aunque sea una apetitosa idea, creo que prefiero intentarme comerme a mi adorable Antuan a besos.

Un tipo gordo entra a empujones en el baño. El muy cabrón se ha pasado la tarde comiendo hamburguesas y nachos a escondidas (supongo que el pensaba que era muy discreto, pero comer tras un periódico que no te tapa ni la papada y tener la puta cara llena de queso todo el día no lo es. No señor, no lo es.) y debe de tener una indigestión tremenda, por que yo solo oigo alaridos de dolor de su orondo estómago. El mal nacido tarda en ensuciar en cinco minutos lo que yo he estado limpiando, con sudor y sangre, durante más de tres horas. Salgo del baño, no puedo seguir escuchando semejante espectáculo. Me hundo en la puerta y Antuan me mira riéndose. Como disfruta el cabrón cuando tiene poder sobre mí. Aunque yo preferiría que lo tuviera encima mía, cosas de la vida. El gordo sale, otra vez a empujones, y yo miro con resignación la entrada del infierno. Recargo mis armas: lejía y amoniaco a raudales (bendita mezcla si quieres morir por inhalación de gases tóxicos). Descargo medio bote de lejía sobre la enorme mierda del tipo, que asoma por el water. Es asombroso ver como ni la lejía destruye a semejante monstruo. Es una tarea difícil. ¡Dios, ayúdame a ganar esta infecta guerra!. Una sucesión de arcadas golpean todo mi cuerpo.

Cuando termino de limpiar, cierro ambos baños con llave. No deseo tener que volver a entrar en esos cuartos por esta noche. Demasiados malos recuerdos. Señores y señoras, si sienten la necesidad de depositar sus fluidos háganlo en la calle, la menda os lo agradece. Me meto de cabeza en el despacho de Antuan, donde tiene su baño privado, con ducha de hidromasajes. Él sabe como cuidarse después de una larga y dura jornada de trabajo: ducha y paja, excelente combinación. Me pego una buena ducha caliente e intento a eliminar ese olor asqueroso que tengo encima.

Estoy algo deprimida por el tema de Cristine. En la comisaría nos han tratado muy bien. Han interpuesto una orden de alejamiento contra el orangután ese y le han dado ha Cristine una de esas pulseritas para avisarles si se encuentra en peligro. Además le han recomendado un par de terapeutas, de gratis, que la pueden ayudar a vivir con normalidad y volver a ser feliz. No quería dejar sola a la ”pequeña”, pero si no, una ya se queda sin curro, y Antuan ya me tiene muy pillada de las orejas.

Debo dos meses de alquiler y estoy sin papeo en el piso. A veces soy un verdadero desastre. ¡Puto dilema de pillarme mierdas en lugar de pagar mis deudas!. Venga va… relajémonos. ¡Relájate maldito cerebro!. ¡Cállate jodida consciencia!. Solo yo se como taparte esa boca, cabrona. Deslizo la alcachofa de la ducha hasta mi pubis y dejo que el agua, y las seis distintas posiciones de esa ducha milagrosa, hagan su trabajo. Esta es la mejor forma de cerrarle el pico a la muy guarra. Me corro un par de veces y en lugar de sentirme en la gloria, una pesada carga de problemas y obligaciones se me cuelgan en la espalda, mareando detrás de mí oreja. ¡Mierda!.

Salgo frustrada de la ducha y me visto rápida.

Ya son las 22h. Aún me quedan unas cuantas horas más en este apestoso antro, al que le tengo un amor incondicional.

- Antuan, apunta: acondicionador del pelo. Me ha sentado de fábula – le digo recogiéndome el pelo, aún chorreando, en dos trenzas finas. Este me mira con cara de desaprobación.

- A trabajar nena, que hoy hay partido y la gente va como loca.

- Como quieras – le digo abrochándome mi roñoso delantal. Esta algo roído por los azotes de la lejía.

Después de cuatro horas rodeada de forofos babosos me marcho a mi añorada casa. Llevo unos cuantos días sin pasar por ahí. Tampoco es que tenga a alguien esperándome en ella, pero me gusta su compañía. Mi casa y yo. Ella me respeta y yo a ella. Así que es la mejor compañera de piso que he tenido en mi vida. Si yo la puteo con la música a tope, ella me jode con una gotera. Somos así de espléndidas.

Cuando llego me voy directa a mi cama. Me tumbo boca abajo y me quedo frita en un segundo. Demasiadas cosas en un día. Solo necesito dormir… unas pocas horas, solo unas pocas. Prometo que mañana llegaré a tiempo. 

                                                                        Fuente: Jeremy Geddes

Comentarios

  1. Hola!
    Lo de la ducha ha sido genial, sobretodo porque tienes una forma de escribir muy picantona con las escenas sexuales pero la verdad es que nunca te imaginaría diciendo algo así de atrevido en persona. :-p

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  2. Hiiii aquí estoy comentando voluntariamente :)
    Bueno te voy a decir que yo habría despedido a esta mujer haceeee muuucho tiempo, como se pasa, esa actitud en el trabajo no es seria ~~
    Y la escena de cuando esta limpiando el baño es muy bien relatada, solo de imaginármelo me moría del asco jejejeje
    Aun no se ha unido tu historia con la otra??

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