Mirror, window
Siempre tuvo esa cara
que te invitaba a viajar, a recorrer el mundo entero, a visitar las playas
perdidas de arenas blancas y aguas cristalinas. De todos modos, nunca me fié de
él. Sabía de su pasado. Era un mentiroso compulsivo. ¿Cómo saber que lo que se
reflejaba en su rostro era verdad? Un día, movido por mi curiosidad y mi incesante
masoquismo, me entregue a sus ojos calmados, boca profunda, pómulos perfilados
y cuello interminable. Fue un error, nunca debí de caer en su trampa. Las
palmeras y los paisajes prometidos se convirtieron rápidamente en un mero
espejismo violento. Una vez en su red, vi su verdadera imagen, la de un hombre
perdido, lleno de odio y rabia contra todo. Su apariencia se tornó gris, y el
azul de sus ojos, se perdió en los mares y aventuras ansiadas.
Ilustración de Beau Bernier Frank
Microrelato para los Viernes Creativos de Escribe Fino
Comentarios
Publicar un comentario