Coetáneo
Siempre esperaba ansioso
a un nuevo mañana, a despertarse sin problemas, a ganar la lotería
postergada. Se olvidó de respirar, de saborear, incluso de vivir. Su
preocupación era futura, su carga pasada. En ningún momento pensó
en aguardar el presente, que le envolvía con dulzura y le regalaba
la calma.
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