Viva
Pensé que quizás no volvería a sonreír, pero me equivocaba. Tras la operación todo volvió a su cauce normal. Pase meses muy duros y pude darme cuenta de que no estaba sola y que debía de sentirme orgullosa de poder vivir el presente. Es cierto que hasta que no vemos de cerca la negra capa de la muerte y su guadaña nos roza la cara no sabemos vivir. Siento la adrenalina correr por mis venas, las ganas de comerme el mundo y como palpita mi corazón caliente, regando la cicatriz que cruza mi pecho. Me siento valiente, me siento viva, me siento feliz, y eso es lo que más me importa. Relato seleccionado para aparecer en la antología realizada por Talento Comunicación para el II Concurso de relatos sobre el cáncer de mama