Rasurando la infancia

No digas tonterías y pásame la cuchilla. Ves, no pasa nada – dice mientras le afeita. Le cede la navaja y este empieza a deslizarla por su rostro. Un grito agudo sale de los pulmones del padre. Su hijo cae redondo sobre sus brazos. De su cuello brota una fuente de sangre, un torrente de vida. 

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