La sombra bajo el árbol


- ¡¡¡Llegasss taaaaarde!!! - le cantan todas al unísono como bellos pajarillos que revolotean contentos sobre la copa de un árbol. Agnés pone cara de “ya lo sé perras, pero ha pasado algo” y se sienta en el césped junto a sus amigas.

- ¿Vino? - le pregunta Dolors pasándole un vaso.

- ¿Hace falta preguntar? - le dice riéndose Agnés - Sirve, guapa - Dolors le llena la copa hasta los topes y esta le da un sorbo largo y sonríe relajada. Se seca el sudor de la frente con la manga de la camiseta y resopla cansada. A Agnés le encanta el vino. Muchas veces dice que la composición de su sangre es del 75% de vino tinto y el otro 25% restante, cerveza negra (realmente usa esa frase a modo de presentación. Una forma de romper el hielo). No bebe nunca agua, así que vive en un continuo estado de semiembriagadez estupendo.

- ¿Que has traído para comer? - le pegunta Federica colocando la comida de las demás sobre el mantel remendado.

- Humus y pan de pita - dice - ¡Ah! también he traído pipas de calabaza para picotear - dice rebuscando en el bolso - Las he hecho yo. Han salido súper crujientes - dice mientras les pasa la bolsita para que las prueben. Cada una coge un puñadito y empiezan a jalar. Se escuchan murmullos de aprobación.

- Vale. Pues entonces hoy tenemos para comer ensalada valenciana de Dolors, arroz al horno al estilo francés hecho por Ann Marie, patatas al horno con verduras por una servidora y humus con pan por parte de la impuntual - dice Federica guiñándole el ojo a Agnés de forma cómplice - ¡Perfecto! - dice relamiéndose los labios secos viendo el apetitoso pan. Dolors comienza a cortarlo y una nubecilla humeante sale de sus entrañas. Les resulta hasta orgásmico esa tierna nube de humo.

- ¿Brindamos? - pregunta Agnés, la cual esta apurando ya el final de su reciente copa.

- Sí - contestan todas.

- Pero toma un poco más de vida - le dice Ann Marie con una feliz sonrisa mientras le sirve más vino a Agnés. Coge tres copas más y las llena también.

- ¿Tú también vas a beber vino? - le pregunta Federica a Ann Marie, mientras sostiene su mirada fija en su enorme barriga de preñada. Esta de cinco meses y medio.

- ¡Pues claro que sí!. Que no pasa nada por que me beba una copa o dos, ¿sabéis? - dice molesta - Estoy un poco hasta las narices ya de este temita, si no es esto es otra cosa, y siempre se me está mirando como una futura madre negligente. ¡Ni que estuviera haciendo corriendo delante de un toro o algo así!... - todas se quedan calladas - Y después todo el mundo, “Anne Marie felicidades por el bebe”, “Felicidades Anne Marie”, “Enhorabuena Anne Marie”… bla bla bla, ¿por qué me felicitan a todas horas y luego no dejan de recriminarme?. ¡Joder!. No lo entiendo. Me regalan flores por estar preñada, bombones, pero sin azúcar por el bebé, música clásica, postales gárrulas con fotos de cigüeñas agilipolladas... – dice dándole un sorbo a su copa de vino. Federica la mira con desaprobación - ¡Venga ya tía!. No me juzgues por esto. Quiero beber vino con la comida, ¿y quien sabe?, ¡puede que también un café después! - dice muy seria.

- ¿Pero eso puede alterar al bebé? - dice Federica - La cafeína no es buena cuando estás embarazada.

- ¡Pero que leches dices!. Preocupaos por mí de una santa vez, que yo me preocupo por mi futura hija, ¿vale?. Además, me lo tomaría descafeinado, engreída.

- ¿Brindamos? - dice Dolors cortando el tema.

- Sí, en ello nos habíamos quedado - dice Agnés - ¡Por Ann Marie y su tripón!.

- ¡Por mis queridas putillas! - dice Ann Marie con malicia.

Se miran a los ojos, chocan las copas y beben ese tinto joven, que se desliza dulcemente por sus gargantas.

- Bueno, ¿se puede saber por que llegas hora y media tarde? - le pregunta Ann Marie, robándole la misma pregunta a las otras dos amigas, las cuales ya estaban sirviendo los platos y mirando la comida con mucha gula. Agnés es conocida por su impuntualidad, pero sobretodo es conocida por que siempre tiene una buena escusa por la que llegar tarde. Puede ser desde un accidente de coche que la ha dejado atascada en la carretera, un pelea en la calle y ella metida en ella de mediadora (o de participe, no será la primera vez que le ponen unos cuantos puntos en esas bonitas cejas rubias), un incendio, un gato atrapado en un árbol, un robo a una señora mayor, una manifestación que se ha complicado, un amorío nefasto, etc. ¡Es Agnés la superheroína!. Siempre que hay algún problema aparece en el cielo una gran A, que la reclama, y ella, rauda y veloz, se va de cabeza al lío.

- Ha muerto Carby - dice aguantando el sollozo.

- ¡Vaya! - dice Ann Marie - Si era muy joven, ¿no? - pregunta perpleja.

- Sí pero... quien juega con la muerte con ella se encuentra al final.

- ¿Cómo?, ¿pero que es lo que le ha pasado? - pregunta Federica dejando su plato a parte sobre sus rodillas.

- Pues que uno de sus repentinos impulsos suicidas se ha cumplido. Ha saltado desde la pecera al ventilador y se ha convertido en sushi fresco contra mi pared en un segundo. Así que he llegado tarde porqué estaba recogiendo el amasijo de tripas de mi querido pez difunto y dándole un entierro como el se merecía... por el retrete.

- ¡Por Carby! - dice Dolors con mucha emoción levantándose del suelo y alzando su copa.

Federica y Ann Marie también se levantan y alzan sus copas. Todas miran a Agnés con emoción, la cual se ha quedado rezagada en el suelo, conteniendo el llanto. Necesita un segundo.

- ¿Decimos unas palabras en su honor? - pregunta Ann Marie mirando a Agnés. Ella asiente con la cabeza - Comenzaré yo pues... Carby, estuviste con nosotras aproximadamente un mes. Eras pequeño y resbaladizo. Con colores vivos y mágicos. Muy glotón, como tu dueña, y tenías mucha vida por delante, al menos un par de años... Pero decidiste saltar lejos, y volar... lástima que el vuelo fuera fallido. Ahora... descansa en la gran cloaca, quiero decir, el mar - alzan las copas y beben.

- Yo no llegué a conocer al pequeño Carby... pero por lo que cuenta Ann Marie fue un pez muy bello... y por lo que sabemos de su muerte, un aventurero nato, como su dueña. Así que... ¡larga vida espectral Carby! - dice Federica sonriente.

- Es mi turno - dice Dolors - Yo, Carby, fui la primera en verte... yo vi tu belleza en esa tienda de animales. Vi como bailabas en la pecera, resplandeciente, precioso, me atrevería a decir sexy, si se puede considerar sexy a un pez, con andares de galán... yo fui la que insistió a Agnés que te comprará... ¡y así fue!. Ese día fuimos a comer a un restaurante juntas las tres, Agnés, Carby y yo. Recuerdo que Agnés te dio vino en la comida y pensábamos que morirías esa misma tarde... fuiste fuerte y no te dejaste matar... y por suerte has vivido un mes, ¡un mes grandioso!. Alimentado por los mejores caldos blancos, rosados y tintos y algún que otro espumoso. Por Carby, ¡el pez borracho! - dice Dolors conteniendo las lagrimillas.

Agnés se levanta y abraza a sus amigas. Las copas vacían brillan con el sol fuerte de mediodía y todas se miran lastimeras. Ese momento íntimo es roto por el sonido de las tripas de Ann Marie. “Que queréis chicas, aquí la nena tiene hambre” dice ella señalándose la tripa. Nota como la niña da vueltas. Se sientan de nuevo en el césped y comienzan a comer.

- ¿Cómo está tu padre Agnés? - pregunta Ann Marie mientras se pone protector solar en la cara y en los hombros. Es blanca como el papel, y el sol primaveral ataca a las pieles sensibles. Aunque se encuentran sentadas bajo la sombra del árbol más frondoso del parque, los rayos de sol se filtran esquivando cada una de sus verdosas hojas.

- Como Carby, tocándome seriamente los ovarios - dice secamente Agnés.

- ¿Sigue intentando suicidarse? - dice Federica, la cual esta sacando unos pastelitos de almendras que tenía reservados para el postre, acompañados de mistela fresquita.

- Sí. Cada día va a peor.

- ¿Pero por qué lo hace? - pregunta Dolors robando un pastelito de la bandeja.

- Pues como existen los masturbadores crónicos también existen los suicidas crónicos. Así me lo dijo el médico - dice Agnés sirviéndose un chupito de mistela.

- ¿Pero qué? - dice Federica patidifusa.

- Claro... lo que él quería decir que son conductas impulsivas... a unos les das por darle a la zambomba y a otros por intentar quitarse la vida - dice Ann Marie.

- Ya, eso es... pero no es comparable - dice Dolors con mala cara.

- Claro que no es comparable - le responde Ann Marie - Pero no sé... por alguna razón habrá escogido semejante ejemplo el doctor, ¿no?.

- Sí, por que es un gilipollas - dice Agnés - Primero me soltó esa sandez, cuando yo le hice la pregunta de por qué mi padre hacía eso, y después intentó ligar conmigo.

- ¿Sí?, ¿qué le dijiste? - pregunta Dolors morbosa.

- Pues me hice la sueca un buen rato... pues quería hablar del tratamiento que le darían a mi padre en ese centro y demás... pero él insistía, e insistía .. así que le dije que soy lesbiana y él se puso en plan “Vaya, vaya... pensaba que eras hetero” super contrariado y yo “¿Por qué?, ¿por qué no llevo el pelo corto y camisa a cuadros?”... ya me estaba tocando los ovarios bien tocados... así que me puse a jugar con el jueguecito des los estereotipos... y él va y me suelta “Sí… ¡identifícate!”... Así que salí de la consulta, fui a recepción, puse una reclamación y después entré de nuevo a su consulta... él se me medio disculpo diciéndome que estaba pasando un mal momento, que su mujer se había ido de casa, llorando a pierna suelta... le dije que no me interesaba su vida, que ya había puesto una reclamación, que me iba a llevar a mi padre de ese centro, que iba a ir a los juzgados y después le pegué una hostia y me fui más ancha que pancha...

- ¡Joder! - grita Ann Marie con la boca llena - ¡Pero que cretino!. No deberías de haberle pegado... pues puede usar eso en tú contra... ¡pero vaya tío!.

- Dí que te estaba acosando aún más - dice Federica - A ese tío se le va a caer el pelo.

- Es calvo - le contesta Agnés.

- Bueno, pues se va a quedar to' jodido. ¡Uy sí!. Cretino.

- ¿Y tú padre?, ¿que vas a hacer con él?, ¿a que centro irá ahora?.

- Pues no lo sé... llevamos un año ya con esto... no sabemos nada... cual es el puñetero detonante que le causó está conducta, como ayudarle, como salvarle de él mismo... es muy frustrante chicas...

- ¿Donde está ahora? - le pregunta Dolors.

- En casa de Berta. Es que esta se ha pillado un piso en la playa y todos los fin des se va con los nanos allá. Así que hemos pensado que sería buena idea que estuviera con sus nietos.

- ¿Y si le da por autolesionarse? - pregunta preocupada Federica.

- Esta Jason en la casa también. Es enfermero... así que eso nos da algo más de calma. En fin tías... que a saber que pasa con mi padre... si quiere matarse se matará... si es su deseo, al final habrá que aceptarlo. Anda... pasarme algo de mistela, que estoy seca.

Terminan con los pastelillos y las botellas de vino y la de mistela. Agnés se queda frita bajo el árbol junto a Dolors. Ann Marie está tomando el sol en sujetador. Su barrigón esta completamente lleno de crema blanquecina. Federica no hace más que embadurnarla, pues teme que los rallos de sol le produzcan cáncer de piel a la futura niña. Ann Marie no protesta, ya que tiene masajito gratis.

- ¿Cómo está tú hermano? - le pregunta Ann Marie a Federica.

- No preguntes.

- ¿Por qué?, ¿qué ha hecho esta vez?.

- Nada tía... no quiero hablar de él - dice poniendo mala cara.

- Baaahh perracaaaa dime algo. Díselo a mi barriga. Yo no escucho, ¿ok? - dice con ojos de gato lastimero.

- ¡No te pongas pesada francesita! - le responde Federica.

- Vale, vale... quítate de encima guarra. Voy a beberme un copazo.

- ¡No!... la niña Ann Marie... la niña - dice abrazando con mimo su barriga.

- Sí, mí niña tontaca, mí niña - le dice reincorporándose con dificultad.

- Valeeee - dice tumbándola de nuevo - ¡Eres mala!, ¡muy mala! - le dice mirándole con la cabeza tumbada en su barriga.

- No soy yo, es la niña, ella me controla - dice riéndose.

- Bajad la voz barriobajeras, ¡hay gente que intenta hacer la siesta! - les pega un chillido Agnés mientras abraza a Dolors a modo de lapa.

- Bien... pues el otro día tú tía Federica - le dice Federica a la barriga de Ann Marie - estaba en el piso de su hermano.

- ¿Estaba David? - le pregunta Ann Marie.

- No estoy hablando contigo entrometida. Pero sí, estaba David - dice con la cara iluminada.

- Vale... pues estaban todos jugando a la Wi, bebiendo cervezas... y eso. Me senté con David. Hablamos muy a gusto, mucho rato. Mi hermano todo el rato jodiendo. Y yo en plan... “tío, déjanos”. Y él, que es más corto que un burro y no capta las indirectas molestando aún más... parecía la típica madre que saca las fotos de su hija cuando tiene dos años y se las enseña a todo el mundo. Esa fotos vergonzosas de los baños, los pañales con sorpresas, los festines con la comida...

- Yo no haré eso - dice Ann Marie.

- Ya veremos... en fin, barriguita mía... que David me tiró cacho.

- ¿Sí? - dice Dolors despegándose de Agnés.

- Contigo tampoco estoy hablando - le contesta Federica.

- Venga ya y cuenta que paso, ¿te la clavó? - dice Agnés bostezando.

- ¡Mujeres a callar! - grita Federica - ¿Por donde iba?.

- Por que te tiró cacho - dice Ann Marie - Yo no estoy escuchando, es la nena, que me dice por donde ibas.

- Vale... pues nada, nos fuimos al baño y nos comenzamos a liar.

- ¡Al fin! - grita Dolors.

- ¿Y bien? - pregunta Agnés.

- Muy muy muy bien. Él tío besa de muerte. Estaba comiéndome el cuello y yo sentía que me derretía. Y nada, me comenzó a desnudar, y él estaba completamente vestido. Y yo uffff... y va y me empotra contra la pared y me come enterita... y luego va y me sienta en el water y empezó a lamérmelo todo... y yo en plan, para para, porqué iba sin depilar... y él hay dándolo todo... y era todo estupendo hasta que vi a mi hermano, asomado con el puto móvil grabando la escenita.

- ¡Joder!, ¿y que hiciste? - le pregunta Dolors con los ojos abiertos como platos.

- Gritar como una loca, asustar al pobre David, que estaba ahí tan metido que no se había dado ni cuenta, vestirme e intentar matar a mi hermano... el cuál estaba de cachondeo enseñándole el vídeo al resto de gente que había en su piso.

- Esta chispeando - dice Ann Marie.

- ¡Que va!. Es Federica... que chorrea al rememorar su historia - suelta Agnés.

- ¡Serás cerda! - dice Federica.

- Cerda tú... que le cuentas, con todo lujo de detalles, tu vida sexual aquí a la futura nena - le responde Agnés.

- Pero... - dice Federica.

- Llueve tías - grita Ann Marie intentando incorporarse.

- Lo peor de todo es que ha subido el video a una página porno. Y el vídeo tiene 30.000 visitas ya - grita Federica riéndose por no llorar. Todas se quedan paradas, mirándole, aguantándose la risa.

- ¿Y donde dices que tenemos que entrar para ver el vídeo? - dice Ann Marie a carcajada limpia.

Se esconden bajo el árbol para guarecerse un poco del agua, pero ya están completamente empapadas. Se quedan riendo, como en éxtasis, viendo como el agua golpea el vidrio de las botellas de vino blanco y tinto.

Comentarios

  1. Ya esta aqui mi comentario, no te impacientes jajaja
    Ha sido un buen relato, me ha parecido muy entrañable, me hace pensar en cuando quedamos todas juntas, que siempre es para comer jajaja
    Me ha encantado la parte del pez, era serio y comico a la vez jajaja
    Esta historia te hace sentir identificada porque puede ser una escena comun entre amigas :)
    Ha merecido la pena el tiempo que has tardado en escribirla
    Bueno trabajo
    ^3^

    ResponderEliminar
  2. leído!!
    quiero tardes enteras bajo un árbol con gratas amigas!!!!!!!!!!!!!!!! como cuando era más peque... un besazo!

    ResponderEliminar
  3. Agnes y yo tenemos algo en común, lo tardonas que somos y las excusas que ponemos jeje.

    Me ha gustado el relato, muy entrañable la situación aunque le has metido tu toque personal: muerte y sexo.

    La verdad es que me han dado ganas de hacer algo parecido contigo, comer en plan picknick bajo algún arbol, beber cerveza y vino mientras comemos algo de cada una. Haber si lo hacemos un día aprovechando que viene el buen tiempo!

    ResponderEliminar
  4. Leido :). Pobre Carby, es el que más pena me da.
    Creo que paso a una vida mejor, eso de estar con gente que le tira vino a la pecera no mola. Hablo con conocimiento de causa... fui pez en otra vida :)

    Esta chula la historia, escribes muy bien :D.

    Te quierooooooo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Qué hace un bolchevique cuando se zambulle en el Mar Rojo?

Ensoñación (anti)capitalista

Chicago en llamas