Ensoñación (anti)capitalista

Habían roto el código, habían conseguido terminar con el ciclo de propaganda capitalista que nublaba los sueños. Tenían que celebrarlo. Sacaron el vino y brindaron por un nuevo comienzo, por una victoria sin precedentes. Habían conseguido un gran avance para la resistencia después de más de 25 años trabajando en secreto para desestabilizar el sistema. Querían zanjar el lavado de cerebro con el que el estado había estado infectando a la población para controlar el consumo, convirtiendo a la gente en zombis que no pensaban, que no paraban de comprar sin importarles nada. Cuando eran pequeñas y pensaban en el futuro, otra imagen del progreso les aparecía en la mente. Coches voladores, robots y máquinas complaciendo las necesidades humanas. Nunca pensaron en que el gobierno usaría la tecnología para el control mental de la población. Lo vendieron como una cura, como una herramienta para acabar con la pobreza —¡cómo nos lo pudimos creer!— para reformar la educación —¡ qué ingenuos ...