Berenjenas bailarinas y otros sucesos mágicos
- ¿Por qué no
lleva zapatos Mr. Cagan?.
- Oh, ¡por
Dios!. Puedes llamarme Steve - trago saliva. Tengo la cabeza en otro
mundo. Actúo lo más rápido que puedo sin parecer loco, pero siento un
fuerte impulso de ponerme a bailar sobre la mesa o quizás gritar a esta mujer
que solo hace su trabajo, y claro, eso quedaría aún más de perturbado demente
que de exquisito y noble empresario. Necesito calmarme. Respirar. Buscar una
solución razonable para este problema. ¡¿Por que hay un unicornio en
la puerta?!, ¿y de que color se supone que es?, ¿verde?. Apoyo mi mano en
su espalda amigablemente y hablo - Sigo una filosofía muy zen en mi vida -
vomito palabrería falsa. Mentiras para mantenerme en la gloria. Quiero seguir
saboreando el triunfo y la notoriedad de mi potente imagen - Me gusta sentir el
suelo por el cual ando, conectar con la tierra, distinguir las texturas y las
temperaturas. Vivir el aquí y ahora. En definitiva, saber palpar la realidad
- sonrío - Aunque a veces, más de las que quisiera reconocer, acabas pisando
cosas que no son del todo agradables. Ya me entiendes - río. Ella
también ríe convencida y anota la información falsa en su adorable libretita
de anillas.
Sé que
suena totalmente ridículo mi discurso. Ella
esta contemplando, admirada, a un hombre que posee una de
las más grandes fortunas de EE.UU. Un hombre inteligente y atractivo. Con buen
gusto a la hora de vestir, pero algo falla, la ausencia de calzado, aunque
lleve unos cómodos calcetines de piel de serpiente (son discretos y suaves.
¡Los adoro!). Solo mis calzoncillos valen más de 1000$ (para ser exactos
1891$). Seamos sinceros, la situación se me va de las manos.
Comienzan
las fotografías. Todos me flashean, me lanzan preguntas, cámaras me graban...
respiro y sonrío, respiro y sonrío, respiro y sonrío. No me veo capaz
de hacer nada más. Comienzo a sentir que me suda la calva con tantos focos de
luz, me paso la mano por la cabeza, disimuladamente, y la siento seca,
completamente seca. No me vendría mal algo de crema hidratante en este momento.
Empiezo a marearme y a sentirme perdido. El unicornio verde, esta reunido al
fondo de la sala con dos unicornios más, uno azul cobalto y otro
dorado. ¿Pero que pasa aquí?. Se ríen estridentemente, relinchan como locos y
luego chocan sus cuernos brillantes. Entonces aparece Eve, mi querida y
perfecta ayudante personal (no se que haría sin esa dulce ricura) que los
separa con vehemencia y viene directa hacía mí.
- Bienvenidos.
La sesión de fotografías ha finalizado. Por favor, reúnanse con
nosotros en la sala roja, la sala de actos. Allí, Mr. Cagan, dará su discurso a
toda la prensa. Muchas gracias por su asistencia - habla tranquila. Sin prisas.
Con mucho talante. Su voz es mi música personal. Suaves notas agudas que
perforan con delicadeza mis tímpanos y que deslizan ligeras palabras
en mi cabeza. Ella sabe como hacerlo y me encanta.
La gente de
la sala comienza a trasladarse en, lo que a mi me parece ser, una
marcha fúnebre. Yo sigo parado en el escenario donde los flashes me
acosaban. Una vez estamos solos, Eve me coge del brazo y me mira
inquisitivamente a los ojos.
- ¿Qué cojones
te pasa?, ¿por que no llevas zapatos Steve? - me dice malhumorada.
- No lo sé
cariño. Los debo de haber dejado en algún lado - digo observando su rostro. Eve
tiene la cara más bonita que he visto en mi vida, más que la de Susan, mi hija.
Es que mi Eve tiene unos hoyuelos mágicos, una mirada penetrante, unos
ojos azabaches que me quitan el hipo, unos labios finos, una nariz puntiaguda
con una preciosa peca decorando la cima y una frente, hummm una frente tan
ancha que me pone cachondo con solo mirarla. Podría hacer juegos malabares en
ese bonito rostro todos los días.
- Al menos
recuerdas haber venido a la empresa con ellos, ¿verdad?. ¡Por favor dime que
sí! - me suplica asustada.
- No - niego
con la cabeza - No lo sé tesoro - le digo dándole tal beso que se le menea todo
el cuerpo. Ella me abraza con fuerza.
- ¡Dios!.
Espero que la prensa no te haya visto salir así - dice señalándome - de tu
casa, podría ser nuestra ruina - me recrimina.
- Tranquila,
creo que he podido llevar bien la situación en mi despacho. ¿Has visto las
sandeces que le conté a la reportera del canal 15? - le pregunto, ella asiente
con sus labios sin decir palabras - Pues entonces no hay problema.
- Tienes
razón. Creo que la visión del Sr. Cagan, respetable empresario de la
multinacional Venus Manzana puede verse reforzada por esa entrevista. ¿No
crees?. Ese discurso que has soltado antes podría ser el preludio a un
cambio de imagen. Un lavado de cara. Necesitamos algo fresco y nuevo. Un Sr.
Cagan místico pero razonable, cercano a la gente, cercano al medio
ambiente... comprometido con causas sociales... esto puedo funcionar. Sí, puede
funcionar - dice confiada.
Llama a
Ralph, de Recursos Humanos, le pide que me traiga un café largo muy bien
cargado y que busqué atuendos hippies, pero sin exagerar. Sigo pensando que
esto se está yendo de las manos. Yo no quiero cambiar mi imagen, pero ella es
la visionaria, y esto puede sacarme de la jodida situación.
- ¿Cuanto
crack has tomado? - me dice en susurros.
- Lo
suficiente para ver unicornios - le respondo - Vi que los separabas al entrar a
la sala. ¿Que hacían?, ¿por que chocaban sus cuernos?, ¿una especie de saludo
secreto? - digo enajenado - ¡Pues era muy evidente!.
- ¡Oh Steve! -
me dice conteniendo el llanto - ¿Por qué?.
Ralph entra
corriendo en la habitación y entre él y Eve me visten de lo que parece ser un
Beatle que ha consumido bastantes cantidades de LSD a lo largo de su vida.
Angie, mi nueva becaria, me trae el discurso y Eve hace unas correcciones en
pocos minutos. Listo o no para el discurso, entro en la sala. Eve me acompaña
hasta el escenario, donde hay una mesa alargada y un par de sillas. Tengo a
todo mi equipo encima. Saludo a la prensa y me siento. Eve me dice, apenas
perceptible, que no flipe demasiado. El crack me está destrozando el cerebro y
ya no controlo mis paranoias.
-
Bienvenidos de nuevo a Venus Manzana. Gracias por compartir esta reunión tan
importante con nosotros. A continuación Mr. Cagan hablará de la futura
expansión de la multinacional a África y de los nuevos retos
relacionados con dicha evolución de la multinacional Después se
responderán a las preguntas que se cuestionen en el siguiente orden: Primero cadenas
de televisión, después medios de comunicación virtual, posteriormente prensa y,
por último, radio. Muchas gracias de nuevo y le doy el turno de palabra a Mr.
Cagan.
- Buenas
tardes y gracias por asistir a esta reunión de tan suma importancia. Primero
comenzaré hablando de la expansión de Venus Manzana al continente africano,
como bien ha dicho mi asistente personal Eve. Como pueden observar en
la pantalla, Venus Manzana ya esta ubicado en toda América del Norte,
parte de Europa, Asia, todo el Caribe, Oceanía y en las zonas pobladas
del Ártico. Ya sólo nos queda la expansión en América del Sur y
África. ¿Y por que hemos elegido a África antes que América del Sur
se preguntarán?. Muy simple, por que Venus Manzana quiere ayudar a progresar a
este continente subdesarrollado. Nosotros creemos en el cambio, en la evolución
y, por encima de todo, en el desarrollo - sigo hablando sin césar.
Los
reporteros miran atentos y Eve analiza con precisión cada uno de mis actos. Me
siento seguro, pues se que ella puede llevar cualquier situación si yo la
fastidio. Hablo sin parar de la adquisición de nuevas empresas, de la fusión
con otras (con Látigo S.A. y la Cooperativa Ríos de la esperanza), de
los acuerdos tomados y los pactos firmados. La reunión va a la perfección.
Me observo a mi mismo desde fuera y veo a un Steve natural y creíble, él cual
lanza complejas preguntas, que habla tranquilo e incluso, bromea.
De golpe
entran en la sala un grupo de unicornios. A la cabeza de ellos va un unicornio
de color gris, tan grande que tiene que agachar la cabeza para no arañar
el techo con sus cuernos negro. Parece el líder de la manada (realmente no se
si estos seres van en manadas o recibe otro nombre esta agrupación. Pero solo
verlos hacen que me cague ipso facto). Me quedo callado y Eve se percata.
Comienzo a sentir temblores. Los unicornios se dispersan por la sala,
colocándose de forma estratégica, ocupando todas las salidas. Y de repente
siento como si me hubieran clavado un cuerno en mi pie desnudo y grito
desesperado. Las luces de la sala se apagan. Es una emboscada. Salto por encima
de la mesa, con el pie ensangrentado y corro por el pasillo. Flashes de fotos
me ciegan y preguntas indiscretas intentan frenar mi huida, pero yo no me
detengo. Corro hasta la puerta principal y le propino una patada, al estilo kung
fu, a un unicornio pequeño. Abro la puerta y corro hasta los baños. Una
persecución de medios y caballos alados sucede tras mi espalda. Me encierro en
el baño, atrancando la puerta con unas sillas y caigo al suelo. Tengo el pie
derecho destrozado, apenas lo puedo mover. Comienza a sonarme el móvil, es Eve.
No lo cojo, tengo demasiado miedo. ¿Y si los unicornios la tienen?, ¿que puedo
hacer yo?. Si saliera al exterior me reconocerían al instante y entonces no
tendría forma de escapar de esos seres endemoniados. Piensa Steve, piensa. Me
digo a mi mismo. Agarro mi pierna como puedo y me pongo en pie. Me miro en el
espejo y veo que tengo una pequeña mancha en la frente. Mojo una toalla con
agua y froto la mancha con suavidad. Al quitar la toalla veo que la mancha no
ha desaparecido, todo lo contrario, parece tener un color más fuerte. Vuelvo a
pasar la toalla por la cara, pero esta vez con más fuerza. La mancha persiste y
parece que tengo la piel irritada, pues se me ha levantado un poco de
epidermis. Me acerco aún más al espejo y estiro ese trozo de pellejo que cuelga
sombrío. Estiro todo lo que puedo, arrancándome trozos de piel, hasta que un
hilillo de sangre cubre mi nariz. Entonces veo una especie
de protuberancia en mi frente, la cual parece un hueso puntiagudo. Hurgo
con mis dedos mi frente y estiro de ese bulto misterioso. Poco a poco extraigo
un cuerno largo y brillante, como los de los unicornios que me perseguían. No
me lo puedo creer. Empiezo pelar mi cara, con la misma facilidad que
pelar un plátano. Mi ropa se llena de sangre. Entonces me miro en el espejo y
veo el rostro de un unicornio. Yo, Steve Cagan un unicornio. Supongo que la
cornada que me dieron en el pie me transformó. Caigo redondo en el
suelo, hundiéndome en un placer indescriptible.
Cuando
despierto, Eve me sostiene la mano entre lloros. Supongo que descubrirme en ese
estado la debe de haber dejado destrozada.
- ¡Oh Steve!.
Ya estas despierto. ¿Eres consciente de la que has armado?.
- Sí bombón.
Pero ya paso todo. No tienes de que preocuparte - le digo agarrando su mano con
fuerza. Ahora que soy un unicornio podré hacer tantas cosas. Sonrío.
- Lo sé, pues
lo he solucionado todo yo. He dicho a los medios que habías sufrido una
intoxicación grave por comida y que estabas en urgencias. Esa excusa parece
haberles hecho calmarse por unos momentos. Joe esta en la enfermería.
- ¿Por qué?,
¿que le ha pasado? - digo mientras me incorporó lentamente.
- ¿Cómo que
por qué?. Steve le has pegado tal patada que le has roto la cadera. Por todos
los cielos... ¡mañana era su fiesta de jubilación! - me dice amargada.
Entonces mi
mente recrea el momento exacto en el que le pegaba la patada a Joe, al viejo
Joe. El momento en que gritaba furioso en la sala llena de cámaras de vídeo,
fotográficas y móviles. El momento de la persecución, donde, yo solo corría por
los pasillos...
Eve me
abraza y me hundo en su perfume. Me levanta del suelo y me alegra ver que mi
cuerno ha desaparecido. Quizás hubiera sido demasiada responsabilidad ser un
ser mágico. Me abraza la cintura y salimos del baño.
- Eve, ¿seguro
que no sigo flipando? - digo señalando a un grupo de berenjenas que bailan
una coreografía de lo más divertida.
- No,
tranquilo. Están grabando un spot publicitario. Es una campaña para que los
niños coman más verduras.
Vaya,
juraría que una de esas berenjenas esta ligando conmigo. Lástima que no me
gusten las berenjenas.
Buenas
ResponderEliminarMenuda historia mas rara que te ha salido jejeje
Me ha gustado lo de los unicornios, que de lo drogado que iba veia unicornios por todas partes y hasta se estaba transformando en uno jejeje y el tema berenjenas tambien lo has introducido muy bien, porque era dificil.
Y que pasa con los nombres de las empresas?? venus manzana?? son un poco raros jeje
Hola!
ResponderEliminarMenos mal que he mirado a ver que tenía de nuevo por aquí porque me he encontrado con esta historia tan interesante pero tan poco común viniendo de ti jeje.
¿Al final sigue drogado o es un toque de humor que le da a su estado el pobre hombre?
Yo pensaba que al imaginarse que se quitaba la piel de la cara se iba a despertar con la cara cortada y sin piel aunque siendo tú me esperaba cualquier cosa porque siempre acabas sorprendiéndonos.
Un beso! muy curiosa tu historia!
Holaaa
ResponderEliminaresta historia es un pelín rara, lo de los unicornios y demás.
Como diría Sancho: "cosas veredes".
Lo mejor de todo, la voz que la lee :D
Te quierooo