Hoja de otoño
- Siempre usaba hojas secas para hacer sus cigarrillos. Mi abuelo, Ernesto Corona, se ponía las botas en los jardines y parques, cogiendo hojas del suelo y mezclándolas con su tabaco. Se llenaba los bolsillos de su gabardina, hasta no poder más, además de todas las bolsas de tela, tejidas por mi mañosa abuela, también hasta los topes. Se hacía unos fabulosos pitillos con un aroma evocador al otoño. ¡Deliciosos!. En su casa había sustituido la antigua sala de revelado de fotos para instalar una de secado de hojas. Antes amaba hacer fotos a los árboles y, después, pasó a dedicarse a desnudarlos con delicadeza, para después fumárselos con su oscura pipa de roble. Incluso había comenzado ha hacerse su propio papel de fumar. ¡Todo un genio fue este hombre!. Mi abuela Isabella murió hace cinco años y fue desde entonces cuando mi abuelo dejó su auténtica pasión, la fotografía, pues su musa querida yacía bajo tierra, abonando las tier...