Cartas para Carmen

Después de "la discusión" de pacotilla con esas dos pérfidas diablesas, Ámbar se marchó de casa. Había estado trabajando durante varios meses en una cafetería llamada "Como en casa", supongo que para su categoría de mujercita se sentiría más a gusto en ese zulo de 35 m2 que en su simple hogar de 132 m2. Que se le va a hacer, necesito una vivienda acorde a mi estatus en esta sociedad, además, me asfixio en espacios pequeños habitados por dos mujeres con las hormonas disparadas por sus ciclos menstruales y yo que se que más mierdas. Pues mi querido retoño-autodestructivo-y-con-infinitos-prejuicios-y-transtornos-mentales-que-perturbarían-al-mismísimo-Buda-en-la-más-profunda-meditación-para-conectar-con-el-paradójico-Cosmos-absurdo-e-irreal estuvo trabajando a nuestras espaldas, consiguiendo los ahorros necesarios para marcharse de mi reino y si, repito, mi maravilloso reino postmoderno y clasiquillo a su vez. Yo creo que aunque se hubiera dedicado a gritarlo a los cuatro vientos todos los días, ni yo ni Danielle le hubiéramos prestado atención y no nos hubiéramos enterado de nada. Así es el funcionamiento base de nuestra familia: Nos odiamos, nos detestamos y nos amargamos. Al menos no llegamos a matarnos, pero fantasías atroces no nos faltarían a ninguno, de eso estoy muy seguro, no iba ser yo el único que hubiera disfrutado viendo arder a semejantes brujas, en un fuego violento que les abrasara los elásticos huesos de perras en celo y, les carcomiera el alma, si es que esas dos malas pécoras la tenían.

Ahora Ámbar vive con Trixie, su amiguita dulcemente sexual, que yo se que se muere por mi asombroso intelecto, pero lo muestra con ese aire de desdén que la vuelve incluso más irresistible. Lo nuestro seria una guerra de cerebros. No me la follaría a ella, me follaría a su mente, metiéndome tan dentro de ella que mi aliento acariciara su encéfalo y recorrería su sangre con cada una de mis sacudidas feroces, para después lamer su hipotálamo, donde se convulsionaría entera, por sus vertiginosos orgasmos, empapando su sabroso chocho y, por último, mis palabras envolverían todo su sistema nervioso, haciendo que tuviera asombrosas descargas completamente llenas de una fruición irresistible, que la dejaría totalmente K.o. Eso si que sería un buen combate para ver en la televisión, incluso pagaría por ello, y no esa mierda maricona en la que salen esos tipos dopados, con máscaras y hacen corografías a lo Cats. Imperdonable el uso malgastado de tiempo en las cadenas televisivas con programas de esa índole, merecedoras de censura y exterminio de todos los participantes en ella. Abominables. En fin, Ámbar vive con su amante, y así lo creo sinceramente, ese hogar debe ser el bullidero de pasiones atormentadas, de descubrimientos de cuerpos desnudos y etéreos, de fluidos constantes y sonantes, al que a mí no me importaría echar una buena ojeada a ese ramalazo de amor lésbico. Si que me lo pasaría yo bien en una casita así.

El cerdo de Alfred me dejo cuando la nena se fue de casa. Después de veintitrés años de matrimonio y seis de novios, me dejó, a mí, que lo hacía todo por él, incluso soporté sus deslices, haciéndome la tonta y dejándolo a su aire. Podía incluso llegar a comprenderlo, le atraía la joven y fresca carne del mercado de nuestra actual sociedad, y comparando en casa, donde tenía a una mujer cada vez más arrugada, como un pasa vieja, llena de polvo, sin sangre en las venas, pasando a ser una puta lagartija, con piel de rana, con el culo y el pecho caído, con las patas de gallo devorando mis vivaces ojos... Rompo a llorar, pero no demasiado, me han puesto más botox está semana y no puedo gesticular aún del todo. Paciencia. Respiro. Paciencia. ¡No!, el muy cabrón. ¡Si se lo dí todo por favor!, sin rechistar ni una sola vez. Le ofrecí en bandeja de oro mi inocente virginidad, lo abracé con mi amor incondicional, le regale a sus ojos, sus labios, su lengua, sus manos mi poderosa belleza, lo acepte con mi atenta y justa comprensión... le di tanto, ¿y para que?, ¿para no recibir nada a cambio?, ¿para que se fuera cada día con una fulana descerebrada de dieciocho años?, ¿para imponer una férrea barrera en la que ya no existía ningún tipo de contacto entre nosotros dos?, en la cuál, por cierto, se me gangrenaba el corazón y se me acartonaba la vagina. ¡Maldito cabrón!. Tengo que dejar de pensar en ese despreciable insecto.

La casa se me hace tan grande sin ellos. Por eso me he comprado a Lord, un pequeño hámster de pelaje rojizo, que no me dará mucha faena y será buena compañía. Bueno, la asistenta se encargará de darle de comer (todo light, sin azúcares y con mucha fibra) y de asearlo y limpiar su jaula, pero yo seré parte vital en su crecimiento y en su educación. He leído en varias revistas de animales que los roedores son muy inteligentes y quiero sacar al máximo todo su potencial. Le compré una ruedecita, donde puede estirar sus graciosas patitas, no quiero verlo holgazanear y que se ponga fofo, tiene un tobogán y una piscina donde refrescarse, y una casita de plástico y otra de madera. Le decoré la jaula a un estilo vintage, con toques postmodernos y retros.

Hecho de menos a mi nena, me tiene preocupada. Ni siquiera me ha dejado ir a ver en que tipo de casa vive ahora. Supongo que se avergonzará de ese sitio. Solo hemos tenido frías conversaciones por teléfono, en la que deja escuchar una voz triste. Mi nena, mi encantadora princesita. Me asombra ver en los albums de fotos el parecido que tenía con Ámbar cuando tenía su edad. Era igual de guapa que ella, más delgada y con más pecho, somos como dos gotas de agua. Incluso creo que aún tengo esa belleza inocente en el rostro.

Dejo el álbum en el sofá, me doy un par de retoques al maquillaje de tarde y cojo a Lord, metiéndole en su jaula portátil, sin olvidarme de ponerme los guantes de látex antes de cogerlo (que estos bichos tan monos pueden pasarte muchas enfermedades, también lo leí en una revista de animales), y lo preparó para llevarlo a una sesión de peluquería. Quiero que le corten el pelo y le hagan unas mechitas rosadas y negras, no me gusta el aspecto que tiene de indio salvaje.

- Pequeñín, hoy te van a dar una sesión de belleza por todo lo alto. Y vas a ver que galán que quedas, te van a dar un aire de lo más glamuroso. Te lo dice tú mami, chiquitín de ojos negros - le digo al silencioso roedor que da vueltas a sus excrementos. Una sonrisa inoportuna atiza a mis labios. Necesito un par de retoquitos más.

Desde que Ámbar y yo vivimos juntas esta más rebosante que nunca. No se encierra en el cuarto eternas horas y la veo que se siente mejor consigo misma. Es feliz y confía más en ella. Necesitaba huir enseguida de esa casa de prejuicios y vicios que la estaban matando. Es asombrosa y bella. Me alegra tanto que me haya hecho caso con lo de ayuda psiquiátrica. Ahora va tres veces por semana a tratar sus problemas alimenticios y está comiendo, sin fustigarse. Incluso se da algún caprichito, muy de vez en cuando y en pequeña cantidad, pero ya es un enorme paso. Le acompaño a terapia, porque quizás sola no iría. Me encanta compartir el piso con ella, es como vivir en el paraíso. Sigo preparando una ensalada ligera para cenar y abro una botella de buen vino blanco, para celebrar nuestro primer mes de emancipadas.

- ¡Trix! - me exclama asombrada Ámbar al entrar en casa, con un tipo grandullón a su espalda, que le está besuqueando todo el cuello. Jadea como un perrito sediento - Pensé que estarías estudiando en la biblioteca - me dice alterada mientras aparta al baboso de su yugular y le acaricia la mano. Este acaba abrazándola, con sus enormes brazos de gimnasio y ella le sonríe atontada.

- Pues no preciosa - le digo con la voz un tanto muda y molesta. No se quien es ese guaperas que abraza a mi amiga, lo que no se, es por que me molesta tanto - Llegué antes de lo que pensaba y quise preparar una cenita ligera para las dos - recalco ese dos con fuerza. Si tuviera un marcador de esos con los que tatúan a las vacas se lo pondría a ese capullín en la frente, indicándole que sobra.

- ¡Ah! vale, vale... no pasa nada. Yo ya cené con Miguel hace poquito, así que pasamos al cuarto un rato, que queremos hablar unas cosas del trabajo - me dice rehuyéndome y agarrando al tal Miguel.

- Bien, pues pasarlo bien - les digo mientras entran alterados al cuarto, comiéndose a besos.

Me siento en el sofá, frente a la televisión apagada, con el bol de ensalada y la botella de vino blanco. Me lió un cigarrillo y me lo fumo con calma, y comienzo a escuchar los jadeos de ese perro de Miguel, que debe de estar untando bien su colita puerca en el delicado coño de Ámbar. Me bebo la botella en un abrir y cerrar de ojos, sin tocar a penas la ensaladita. Me estoy cabreando en serio y no entiendo por que me molesta tanto que Ámbar se haya traído a un tío simplón que en estos instantes debe de tener el rabo más duro que una roca. Pongo a Jimmy Hendrix a todo volumen, esos jadeos me estaban atormentando de verdad. Me acuesto en el sofá, fundiéndome en los solos explosivos de guitarra de Hendrix, mientras me fumo otro pitillo compulsivamente. Ahora son los gemidos de Ámbar los que silencian los alucinantes acordes del maestro. Puedo escuchar su respiración agitada, sus gemidos cada vez más fuertes y profundos. Entonces me doy cuenta que me estoy masturbando como una loca, escuchando a mi amiga ahogándose en un orgasmo interminable. Y me gusta, por que siento que la tengo cerca, tan cerca que noto como me susurra al oído y siento sus pechos turgentes contra los míos, empapándose de sudor. Entonces llega a un clímax, que no oculta en ningún momento y yo sigo, acariciándome mientras me la imagino a mi lado.

- ¡Ey! - me dice el capullín que se acaba de follar a mi amiga cortándome el rollo. Paro automáticamente, rezando para que no haya visto nada. - Te cojo el botecillo de nata, que seguimos con la fiesta privada.

- Bien - logro decir mientras me siento en el sofá, sin girarme. Se me enrojece el rostro.

- ¿Escuchas a los Rollings? - me dice el cabeza cuadrada. Mucho músculo, poco cerebro.

- Si, si - le respondo, sin corregir su vulgar error. Solo quiero que me deje a solas.

- Molan - dice el cernícalo yéndose con el bote de nata en la mano. Cuando me giro, lo veo de espaldas. Va completamente desnudo, con el rabo súper tieso. Tengo que admitir que esta bien dotado, además de que tiene un culo muy sexy, con una peca que le decora la nalga derecha.

Me dirijo al baño tremendamente confusa. Necesito una ducha fría, pero que muy fría.

- Me han echado de la facultad por ser el Rey del Mambo, si amigas y amigos, envidia, pura y dura. Una de mis alumnas se ha quedado "supuestamente embarazada de mí". Me resbala que me hayan expulsado de ese estercolero, ya tenía ganas yo de irme de ese campus que reducía mi creatividad. Lo único que quiero es limpiar mi nombre, por que yo no me acosté con esa cerda rechoncha, solo tenía un buen culo, ¡oh sí lo tenía!, el cuál me hubiera follado, pero ni llegué a eso, digamos elegantemente que no era mi estilo, que en su cuerpo no residía la harmonía, que Venus la había olvidado, que era simpática pero... ¡Dios! que era más fea que Pifio, un atroz mono piojoso, el resultado de cruzar a Yeti con el Gremlin más rabiosos de todos, y luego fue bautizada por el mismísimo Diablo. Asco es lo que me daría haber contemplado ese felpudo lleno de barro señoras y señores - digo a un público completamente pasmado ante mi discurso de apertura de mi academia de escritura. No saben si lo que digo es cierto o no. Solo hay una cosa clara, yo nunca miento, para que, es una pérdida de tiempo - Por hoy, han tenido suficiente dosis de Welsh, ¿verdad?. Traigan mañana sus oídos atentos y despiertos, pues vamos a demoler las paredes con la fuerza de mis palabras - digo yo, porque las suyas no serán. Las mujeres se acaloran con mi apuesta presencia, los pocos hombres que se han apuntado, me tienen celos, quieren ser como yo. Fracasados, jamás lo conseguirán. Es cuestión de actitud, saber estar, inteligencia, estatus, ropa, calidad, y tantas cosas, que me aburro de pensarlas.

Las plazas del curso se han cubierto hasta los topes, me voy a forrar con esto. Tanta gente quiere aprender del bueno Welsh. No me extraña, soy él único que sabe vivir la vida por aquí. Hay un par de macizas a las que no les voy a quitar los ojos de encima, unas universitarias de primeros cursos con la vida por delante y miles de sueños en sus cabecitas huecas, un par de abueletes pervertidos, unos críos neuróticos y, Carmen. Es el único nombre que le he permitido a mi mente almacenar. Cuando se ha presentado, con ese acento latino, tan sexy, pensaba que me iba a correr hay mismo. Menuda mujer. Hacía tiempo que no divisaba ninguna como ella, ahora el buen sexo, esta en las veinteañeras, pero Carmen roza los cuarenta años, y tiene un cuerpo, que ni esculpido por Miguel Ángel. Un pelo rizado hasta los hombros, color ciruela, una piel dorada, manos largas y finas, al igual que sus piernas, un trasero que me ha echo enmudecer al verlo contonearse con esos andares de gata salvaje. Unos ojos risueños, verdes como la clorofila, unos labios finos, una nariz alargada. Una mujer con mucha clase y estilo. La he observado bien, durante un buen tiempo, y ni un retoque. Un bellezón, al cual le rompería las caderas con semejante polvo que le pegaría, pero me mantengo lejos, cauto, para comenzar mí ataque. Es la manzana de mi Edén y quiero saborearla poco a poco.

Ayer me apunte a un curso de escritura de Alfred Welsh. Siempre me encantaron sus libros, sobretodo su última novela, tan pérfida y llena de malicia. Y la forma en la que describe su muerte es tan poética. Yo creo que se deja llevar y escribe lo que se le antoja en cada momento y eso es lo que quiero aprender hacer yo. En Ecuador logré que se publicaran dos de mis libros de poemas, pero ahora que vivo aquí, quiero ver si retomo los hábitos y escribo algo decente ya, por que estoy dejando atrofiar mi mente de una manera sobrenatural.

He engordado cuatro kilos y he vuelto a fumar. Me dan unos ataques nocturnos en los que me cebo ansiosamente, y luego no pruebo bocado en todo el día, así que vago con un hambre del demonio. Si sigo por este camino acabaré teniendo que hacerme urgentemente una liposucción. Necesito cariño y sexo y solo Alfred podría dármelo. No tengo a nadie más que pudiera ayudarme en ello. Además, este hombre, jamás diría que no a hacer el amor. Me tumbo en el sofá, como una colegiala nerviosa y lo llamo por teléfono.

- Alfred, querido, ¿cómo estás? – le digo amablemente.

- ¿Eres tú Danielle? – me pregunta con una voz de resaca imperdonable. Yo asiento con efusivo ¡Sí! - ¿qué es lo que quieres? – me pregunta molesto.

- Nada querido. Tenemos que terminar de hablar unos asuntos del divorcio. Ya sabes, algunos papeles que firmar y esas cosas – le digo inventándomelo. Seguro que no tiene ni idea de que ya tenemos todo zanjado, por que como su abogado es un hombre, no le hace mucho caso, en cambio, si tuviera a una mujer, ya estaría bajo de sus faldas a todas horas – Podrías acercarte por casa y lo zanjamos ya todo – le digo esperanzada. Espero que no descubra en mi tono de voz la dulce mentira.

- Bien, hoy no tengo nada mejor que hacer. Me paso a las ocho y hablamos – me dice seriamente.

- Bien, fantástico – digo contenta – Te veo en un par de horas. Un beso querido.

- Adiós – se despide secamente.

Me siento eufórica, mi plan ha funcionado a la perfección. Corro a prepararme, no tengo a penas tiempo para arreglarme todo lo que debería. El tiempo vuela y mis nervios aumentan. Me bebo una soda para calmarme. Llaman al timbre. Es Alfred seguro. Bebo el último trago y abro la puerta con tranquilidad.

- Hola Alfred – le digo deslumbrante, con un elegante vestido negro, con la espalda al descubierto.

- Hola – responde - ¿puedo pasar o vas estar mucho tiempo exhibiéndote como un trocito de carne?

- Pasa, pasa, querido – le digo sin responder a sus burdas acusaciones. No quiero que la cosa empiece a torcerse nada más comenzar.

- Bueno, ¿dónde están esos papelazos? – me dice yendo directo al grano.

- Están en el salón. Venga, ponte cómodo en el sofá. ¿Quieres algo para beber, querido?.

- Si, ponme un whisky con hielo – me dice mientras se sienta en el sofá. Yo corro a prepararle la bebida y ha retocarme el maquillaje - ¿dónde decías que estaban los papeles? – me pregunta intransigente. Se queda sin palabras cuando me ve entrar desnuda, con un vaso de whisky y un Martini. Camino lentamente hacía él y me siento a su lado, como si nada. Jugueteo con la aceituna posándola en mis labios y siento su mirada fría como un glaciar.

- ¿A que coño estas jugando Danielle? – me dice enfadado.

- A nada querido – le digo lanzándome a sus brazos e intentando besar sus labios. Me aparta como a una vulgar perra que esta en celo – No me rechaces Alfred, no sabes el daño que me esta haciendo esta situación. Yo te sigo queriendo – le digo acurrucándome en sus piernas. Me da una patada molesto. Sollozo de vergüenza. Se levanta y se va al baño. Yo sigo sentada en el suelo lloriqueando. Cuando sale, ni me mira y se marcha con el whisky en la mano.

Ayer estuve en mi casa ya que la fría-zorra-calculadora de mi mujer me había llamado con la patética escusa de firmar papeles del divorcio. Lo que se inventa la desesperada por echar un buen polvo conmigo. Otra que no puede olvidarme. En fin, la despache como pude. La muy cerda se me agarro a las piernas, como una gata en celo, y yo ya pensaba que iba a restregar su viejo chocho en mis mocasines nuevos. Lo que me faltaba por ver. Nada, me la sacudí en el baño, antes de irme, por que la muy puta consiguió ponerme caliente, pero para nada se la metía, no caigo en esa trampa ni borracho.

Después de eso me fui a casa con un par de ideas para mi nuevo libro, y ya lo tengo todo pensado. A Carmen le va ha encantar.

Hoy he recibido una docena de rosas a casa, sin remitente alguno. Ha sido algo muy halagador. Ahora no paro de pensar que quien me habrá mandado ese detalle. Debo de tener un tímido admirador.

Yo no se que me esta ocurriendo, pero no puedo quitarme a Ámbar de la cabeza. Y más desde que esta con el mierdoso de Miguel. Me corroen unos celos que yo no reconozco en mí. Jamás he sido una persona celosa, pero cuando los veo juntos, ¡Dios! como me altero. Siento que mi sangre hierve y que le arrancaría la cabeza a ese bobalicón estúpido.

Me dirijo a su cuarto, sin vacilar ni un instante. Esta tan bonita dormida. Me acuesto junto a ella y la miro dormir. Esta tranquila, con el rostro ligero. Su respiración es tan liviana. Le tapo los ojos con un antifaz, muy suavemente y comienzo a besarle con delicadeza, ella se agarra a mis labios y yo saboreo los suyos con absoluto frenesí. Sabe a miel. Me subo animada sobre ella, abriéndole cada uno de los botones del camisón. Dejo al descubierto ese cuerpo menudo, al que ilumina la luna, envolviéndole en una luz tan hermosa, que le hace brillar más aún. No puedo ni quiero evitarlo, así que me pongo manos a la obra. Le lamo el cuello y le muerdo los lóbulos de las orejas, mientras acaricio sus pezones duros. Hundo mi boca en la suya y la beso fuertemente. Ella se encuentra en un trance en el que esta inconsciente a medias. Mis manos descienden a su pubis y enredo mis dedos en su vello. Acarició sus labios, se moja de tal manera que mi boca salta a su coño rápidamente. Se lo como todo y ella esta gimiendo desesperada. Cuando de repente se levanta de golpe de la cama, como asustada y se quita el antifaz sofocada. Yo me escondo bajo su cama, en un abrir y cerrar de ojos. Ella esta caliente, y yo, ardiendo, siento que me abraso.

- Buenos días Trixie - me dice saliendo de su cuarto con una cara totalmente placentera.

- Buenos días preciosa - le digo yo bajando la mirada a mi cuenco de cereales. Cojo una manzana y la pelo.

- Hoy he tenido un sueño de lo más raro. Ha sido alucinante - me dice sonriente. Me asusto por un instante, pensando que lo sabe todo - He tenido una fantasía con Miguel asombrosa - me dice mientras se pone leche en una taza. Mi rostro cambia totalmente, me siento aliviada y decepcionada - Te juro que lo sentía sobre mí, besándome con fuerza y acariciando todo el cuerpo. Me desperté teniendo un orgasmo – sonríe, dejando ver su perfecta dentadura. Se le forman unos hoyuelos preciosos en la cara.

Ya he recibido veinte ramos de rosas rojas, cinco de tulipanes color pastel y tres de margaritas y lilas. Estoy alucinando. Cada día viene un mensajero, con maravillosos ramos que perfuman toda mi casa. Me muero de ganas por saber quien me esta enviando estos clásicos regalos.

El curso esta siendo muy valioso, y ya me he aventurado a volver a escribir un par de poemas. Lo que no me gusta es la forma que tiene de mirarme Alfred, me hace sentir como una muñeca hinchable a la que quiere dominar. Seguro que ya se ha acostado con algunas de las chicas del curso, todas andan a sus pies a todas horas. A mi, ni me va ni me viene, me da bastante asquillo este tío, que se le ve a leguas que va con veinteañeras para sentirse más joven. Otro con la crisis de los cincuenta. Jamás me podría llegar a gustar una persona como él y menos aún, acostarnos. ¡Buf!, ni en sus mejores sueños.

Mi novela comienza a tener forma. Es un volumen de cincuenta cartas de amor. Pronto, cuando salga a la luz, saltará a best seller y las ventas burbujearan, como el champagne que beberé del coño de Carmen. Estas cartas son para ella. No es que me este enamorando ni nada de eso, soy fuerte y no creo en esos sentimentalismo, solo se que esta será mi técnica de ataque. La pondré a punto de caramelo y después me la comeré enterita. Va ser pan comido. Cuando lea el libro, se le caerán las bragas, de tanto romanticismo junto en unas cien páginas.

Le voy a decir a Ámbar lo que siento por ella hoy mismo. Me llenaré de valor y le confesaré todo. Se que puedo hacerlo. Entro a casa y Ámbar esta llorando desconsolada en la cocina, mientras bebe medio vaso de agua.

- ¿Preciosa, que ha pasado? – le pregunto preocupada.

- Miguel me ha puesto los cuernos con una tal Carmen, ¡que tiene cuarenta añazos la pelleja! – me dice balbuceando. Las palabras se le atascan en la boca.

- ¡Oh! – logro decir. Dejo mis cosas en el suelo y le abrazo. No le puedo decir ahora nada, no es el momento adecuado. Tengo que darle todo mi apoyo. Esperare, ahora, ya no hay un capullo entre nosotras.

Mi libro ya ha salido a la venta y ha sido un éxito, como yo esperaba. He quedado con Carmen después de clase, para hacer unas correcciones de unos textos suyos y ya de paso, zanjare mi juego, con un fantástico jaque mate.

Me esta esperando fuera, fumando un cigarrillo. El humo la envuelve en una nube espesa, aún así veo sus ojos furtivos, que brillan como cristales rajando mi pecho. Salgo a fuera y me dirijo hacía ella.

- ¿Quiere un cigarro? – me dice amablemente ofreciéndome unos cigarrillos mentolados. Yo le digo que si. Lo enciende, envolviéndolo con sus labios. Cuando me lo pasa, esta manchado con su carmín rosa - ¿Supongo que debe de estar en la gloria por su nuevo libro? – me dice con ojos tiernos. La tengo en el bote – No lo leí aún, solo las críticas, pero han sido buenísimas. Se ve que ha escrito las cartas de amor más bellas del siglo XXI. ¿En quien se ha inspirado? – me pregunta coqueta, mientras enciende otro cigarro.

- Pues… - esta mujer me enciende tanto que no se ni como contestarle. Me decido a lanzar el balón, desde el extremo izquierdo de la cancha, voy a marcar el triple más clamado de la historia. Lanzo, vuela y – Escribí esas cartas pensando en una mujer que me tiene loco, a la cuál he llenado su casa de bellas flores, pero jamás tan bellas como ella. Escribí pensando en su belleza latina, en su cuerpo de Diosa, en su lenguaje corporal, en su intelecto, en todo. Es una mujer real, fabulosa y tremendamente preciosa – sus ojos se abren como platos, sorprendida y halagada. Señores y señoras, eso ha sido una verdadera ¡canasta!. Aplausos por favor.

Llega un chavalin espabilado, alto y musculado. Se pone al lado de Carmen y la besa salvajemente. Me quedo parado, sitiándome estúpido y eso no me gusta.

- Le presento a Miguel… estamos conociéndonos – me dice Carmen con una sonrisa maliciosa entre dientes.

- Hola tío – me dice el muy cretino – ya me han dicho que eres un menda de esos que escriben. Eso esta bien. A mi no me mola mucho leer y escribir no lo he intentado nunca, yo soy más de cine de acción y esas cosas – me dice mientras le soba el culo a Carmen. ¿Pero que ha visto mi salvaje latina en ese crío vacío?.

- Bien, pues nosotros nos vamos ya – me dice Carmen sonriendo – mañana ya miraremos las correcciones de mi texto.

Se acerca a mí, y se despide, dándome dos besos, mientras me susurra al oído - lo siento, usted no es para nada mi tipo, como a usted, a mi también me van los chicos con veinte años menos que yo, pero gracias por las flores y el libro, seguro que será maravilloso. - Se marchan besándose como dos adolescentes con la libido por las nubes. El tal Miguel la empotra contra una farola y se la merienda delante de todos. Carmen si que esta en las nubes. He de aprender ha aceptar las derrotas, pero de momento, tengo que aliviarme un poco, así que necesito un chocho conocido y un whisky doble. Jamás un lanzamiento había sido tan fracasado.

Trixie me ha apoyado mucho, si no fuera por ella estaría más hundida que nunca. Es que aún no me puedo creer que Miguel me haya puesto los cuernos con una vieja como esa y encima, en los baños del curro. De momento voy a buscarme otro trabajo temporal, por que no quiero verlo ni en pintura. Esto es un asco, un jodido y tremendo asco. Ahora siento que todo me da asco.

Trixie esta más alegre últimamente, la notaba borde cuando Miguel estaba en casa. Supongo que quizás le daría envidia que tuviera novio y ella no. No se… tampoco es que busque nada y con lo guapa que es y con esa voz de ángel que tiene, los tendría a todos loquitos. Y besa tan bien. El día ese que la bese en mi casa, recuerdo como me devolvió el beso y como me metió su lengua suave en mi boca. ¿Qué reacción tendría si le volviera a besar?, ¿volvería a quedarse a cuadros?. No lo se, pero se que fue un beso de esos que te dejan tonta un buen tiempo. No me importaría repetirlo, pero en plan amigas, solamente.

Me siento humillado por Carmen. Esa zorrita me ha jodido bien sin llegar a joderla yo. Y ahora, vuelvo con el rabo entre las piernas a mi casa, para que Danielle le de vidilla a mi cuerpo. Se pone entre mis piernas y me la come un buen rato. Consigue meterse mi pollón enterito en la boca, no me importa que se ahogue, le agarro bien la cabeza y se la agito, como a una coctelera llena de un vulgar licor. La subo sobre mi pito y le pongo a cabalgar sobre mi falo bestial. Sus tetas, perfectas, ni botan, de tanta silicona que tiene puestas. Es raro volver a follar con ella, la veo como a una vieja del tres al cuarto, pero un chocho es un chocho y es lo que necesitaba mi ego ahora. Danielle me obsequia con un sinfín de orgasmos estridentes, que yo tapo, cerrándole la boca con la palma de mi mano. Ella empieza a lamerme la mano. Me corro y la quito de encima. Se acurruca a mi lado y me sonríe agilipollada.

- Querido, he leído tú último libro. Ha sido sin duda el mejor – me dice mientras me llena otra copa de whisky. - ¿Por qué nunca me escribiste algo tan bonito a mí? – me pregunta con esa voz repipi que se le pone cada vez que me la follo.

- Veras Danielle, por que jamás pude sentir nada así por ti – le escupo a la cara mi repuesta, sin ninguna vergüenza. Ella hunde su rostro en mi pecho y solloza en silencio. No hay quien la entienda, debería estar feliz, al menos ha tenido sexo y ¡gratis!. Que tendría que pedirle que me pagara por mis servicios, por que si no, no vale la pena tener que aguantar después estas tonterías que le salen de su linda boquita. Esta más guapa cuando no pronuncia palabra, con mi polla cerrándole ese piquito de oro que tiene, ¡ay mi pija exmujercita!.

Comentarios

  1. Hola, veo que soy la primera en comentar! :-P

    ¿Cómo va todo... las clases, los exámenes, el trabajo? ¿Trabajas o solamente estudias?
    Me ha encantado tu historia, aunque al principio me hacia un poco de lio al pasar de párrafo y de personaje pero te ha quedado muy original. Veo que te encantan los personajes al estilo escritor exitoso, maduro, mujeriego y engreido jeje.

    Un beso muy grande! Hasta la próxima.

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  2. yaaaaa estoy aqui, que hay que ver una se retrasa un poco y casi se la comen jejejeje
    bueno, menudo relato que te ha salido
    practicamente todo ha girado alrededor del sexo, con unas descripciones basatante explicitas
    y los personajes, Alfred es odioso a mas no poder, da muuuuucho asco, la mujer es patetica y lo del hamster, muy gracioso menudo animal de compañia ha ido a buscar y encima lo lleva a una esteticien para que lo pongan guapo jejeje y usando guantes para no tocarlo jejeje, me ha gustado el detalle
    tambien me gusta que el tio no consiga lo que quiere, se lo merece el muy cerdo
    pues demomento eso, si hay mas que comentar ya lo hablamos
    y hasta la proxima

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  3. Hola!
    Pues la verdad es que me encantaría presentarme al concurso pero el problema es que necesitan gente que domine al menos el inglés y a mi se me da fatal... una pena la verdad pero bueno si tú te presentas no dudaré en votar tu video y darte muchísima suerte, aunque eso sí, te pediré un souvenir de algún sitio que visites jeje.

    En cuanto a tu anterior comentario, veo que estás mas o menos como yo, trabajando y estudiando, aunque lo mio solamente sean unos meses de prácticas, te aseguro que no tener tiempo ni para comer un plato caliente desde el lunes hasta el jueves en tu propia casa es algo agotador, así que almenos espero que tu trabajo no sea muy pesado, si no es molestía preguntarte, ¿en qué trabajas?

    Ya me dirás a ver que haces con lo del concurso. Un beso!

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  4. P.D.: acabo de mirar las bases y se me ha olvidado indicar el plazo de tiempo en que el casting estará abierto, lo que significa que solo se podrán subir vídeos desde el 24.03.2011 hasta el 9.05.2011, así que si quieres presentarte mas te vale escoger tu compañer@, grabar el vídeo rápido y subirlo para que podaís superar el que está en el 1º puesto de los más votados que ya tienen 1269 o el 5º que tiene a fecha de hoy 865 votos.

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  5. holaaa!!!
    muy buenooo pero me quede con ganas de saber el "final" de las dos amigas..
    el resto estan claros o al menos yo los veo claros.. pero el de ellas.. es un poco abstracto..pues aunque ella diga como amigas, tampoco es unapersona que sepa lo que quiere y en ese momento que se esta replanteando probar de nuevo con Trixi aunque solo sea en plan "amigas" al saber que puede pasar..
    sobre la opinion del relato en general me parecio MUY realista!
    y sobre los personajes.. esto me lo guardo a mi misma...

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  6. x cierto. gracias por ayudarme a desencarcelarme de la silla.. me veia durmiendo ahi.. xDD

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  7. Hola!
    Creo que se de qué tienda hablas, creo que es la que está cerca de la plaza de la virgen ¿verdad? Pues me alegro que te vaya bien en el trabajo aunque rodeada de tanto chocolate, ¿no te entra la tentación de comerte algo? yo no podría trabajar ahí porque me fascina el chocolate y no podría resistirme a la tentación jeje.

    Bueno pues no te estreses mujer, que los días grises y lluviosos no son para entristecerse, así que pásalo muy bien, hasta la próxima!

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  8. Fanny, ¡POR FIN! Ya te daré mi opinión face to face y te amenazaré también muajaja

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  9. Buena continuación, las historias cada vez son más complejas y más largas, dentro de poco ya no caberan en el blog ^^
    creo que hubiera sido mejor no saber lo que pensaba Carmen para que fuera más sorpresivo el desenlace.
    Me gusta cada vez más tu forma de escribir.
    te quieroooooooooooooooooooo

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