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Mostrando entradas de agosto, 2014

Miedo y azúcar

<¿Qué es eso hijo?> Ante a esa pregunta no pude darle ninguna respuesta real, aparte de que se trataba de azúcar glasé. Mi madre, más santa que cualquiera, no sé pudo imaginar que lo que colocaba en la tarta de cumpleaños de mi abuelo era speed. Así que así fue, el ochenta y seis cumpleaños de su padre edulcorado con una droga sintética. ¡Menos mal que no vino mi hermana con sus críos! La fiesta no estuvo nada mal, mi abuelo, más vivo que nunca, nos ofreció unos bailes tremendos hasta las tantas. Mi madre reía sin parar, y con la energía que arrojaba decidió ponerse a limpiar la casa de arriba abajo. Le saco brillo hasta a la cubertería de plata, la que le regalaron por su boda. Después, frenética, se subió sobre la bicicleta estática y comenzó a pedalear. Con tanto movimiento que se cargo un pedal. No le importo mucho, pues siguió dándole caña al mismo ritmo. Tengo fotos de la fiesta, por si quisieras verlas... Mi padre se travistió y nos hizo un buen monólogo. Eso lo tengo gra

Chicago en llamas

Si sales por esa puerta acabaré contigo – dice cogiéndole de un brazo con rabia y amargura. No te tengo miedo. Estoy harta de tus amenazas – se suelta de su agarre con destreza. Por favor, no me hagas esto – se lanza a sus pies. Rodea su cintura con sus brazos y esconde su cara en su bajo vientre. Suéltame. No quiero estar contigo. No quiero seguir viviendo así. ¡Me haces daño! ¡Para! Es que nunca aprenderás. Eres mía. ¡Tú me quieres! – le grita mirándole a los ojos. ¿Y tú me quieres a mí? – pregunta ella afligida. Pues claro – dice él, como si fuera totalmente evidente. Pues yo ya no te quiero. No puedo quererte más. Venga, siéntate y hablemos – dice mientras se levanta. La empuja hasta el sofá, golpea su maleta con el pie y la mira - ¿A dónde vas a ir? No tienes ningún sitio en esta ciudad. No tienes a nadie. Solo me tienes a mí – sus duras palabras le atizan. Preferiría vivir bajo el puente más cochambroso de Chicago que seguir a tu lado