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Mostrando entradas de noviembre, 2012

La Ciudad de los Sueños Perdidos

     - Usted es nueva por aquí, ¿verdad? - pregunta un susurro tímido tras un seto frondoso. Olga no es capaz de ver quien le esta hablando. El seto se agita confuso, tal vez dubitativo, pero no aparece nadie tras el.  - Sí, ¿quien me habla?. ¡¿Sabría decirme donde estoy?! - dice realmente asustada e impaciente. Olga se ha despertado de repente sin recordar nada. No es eso tampoco, es como si al parpadear se hubiera trasladado a otro lugar, a un lugar totalmente desconocido. Todo ha sucedido demasiado rápido, en un abrir y cerrar de ojos. Un simple pestañeo y otra realidad. De detrás del seto aparece una gran sombra oscura que se posa sobre la cabeza de Olga, asciende hacía ella como una nube de polvo arrastrada por el viento. Olga ve como de la sombra emergen unos largos brazos que parecen querer agarrarla y un bufido fuerte la empuja contra un árbol. Esconde un grito perturbador en su caja torácica y se desmaya. Completamente pálida cae al suelo, yace y parece que fenece en

Berenjenas bailarinas y otros sucesos mágicos

- ¿Por qué no lleva zapatos Mr. Cagan?. - Oh, ¡por Dios!. Puedes llamarme Steve - trago saliva. Tengo la cabeza en otro mundo. Actúo lo más rápido que puedo sin parecer loco, pero siento un fuerte impulso de ponerme a bailar sobre la mesa o quizás gritar a esta mujer que solo hace su trabajo, y claro, eso quedaría aún más de perturbado demente que de exquisito y noble empresario. Necesito calmarme. Respirar. Buscar una solución razonable para este problema. ¡¿Por que hay un unicornio en la puerta?!, ¿y de que color se supone que es?, ¿verde?. Apoyo mi mano en su espalda amigablemente y hablo - Sigo una filosofía muy zen en mi vida - vomito palabrería falsa. Mentiras para mantenerme en la gloria. Quiero seguir saboreando el triunfo y la notoriedad de mi potente imagen - Me gusta sentir el suelo por el cual ando, conectar con la tierra, distinguir las texturas y las temperaturas. Vivir el aquí y ahora. En definitiva, saber palpar la realidad - sonrío - Aunque a veces, más de las