Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2011

Conversaciones al espejo

- Cuando era pequeño quería ser mago. Llevar una enorme chistera negra y sacar un conejo blanco tras otro. Agitar la barita sobre mi puño y hacer desaparecer una moneda. Sacar pañuelos de colores de mi garganta y decir ¡TACHAN!. Quería conseguir enganchar a todo el mundo con el poder de  mi magia. Conseguir arrancar una sonrisa o una lágrima a mi público era lo único con lo que podía soñar. Mis padres me compraron un kit de magia, de esos con cartas, varitas flexibles, anillas, lazos, pañuelos, etc., de esos de auténtico plástico, y me dedicaba a ensayar día y noche numerosos trucos. En el fondo lo que me pasaba es que me atraía David Copperfield y practicar su oficio me hacia sentirme más próximo a él. Sentía como si nos hubiéramos fundido en un solo ser. Eso si que era magia real. - ¿Así es como te diste cuenta de que eras gay?. - No. Me dí cuenta más tarde. A los quince años. Cuando mi madre murió. - ¿Pero te has acostado alguna vez con una mujer?. - Nunca. Pero no

Dicen que el tiempo todo lo cura , ¿pero eso es cierto?

Imagen
Tengo la sensación de que las cosas van a ir de mal en peor. Quizás no me equivoque y este en lo cierto. Quizás sea mejor que cada cosa vuelva al sitio que pertenece, que retroceda un poco las manecillas del reloj para dar tiempo, antes que todo comience a cobrar vida de nuevo. Poco a poco, retroceder segundos, minutos, horas, semanas, meses y años, incluso más si estuviera en mis manos, hasta dejar las cosas como deberían de haber sido y no como han sido o como están siendo. Volver atrás, olvidar el pasado, el presente y el idílico o patético futuro. Olvidarlo todo y comenzar de nuevo. Pero es imposible arreglarlo todo ahora. Demasiadas cosas que cambiar y el reloj no puede almacenarlas todas ellas.                                                     Fuente: Conrad Roset.    ¿Pero para que me he despertado esta mañana?. Con lo bien que se estaba dormida en la cama.

California Dreaming: Casa de muñecas.

Imagen
No tengo ni la menor idea de que ocurrió anoche. Iba tan colgada que me podría haber cepillado hasta a mi hermano sin darme cuenta. Puta resaca, siempre conmigo cuando menos te necesito, pero bien es cierto que yo te busco con empero en el fondo de vasos extraños, en cubos de basura oxidados, en los antros más merdosos, que solo de sentarte en una de esas sillas te infectas de lo lindo de cualquier barbaridad. Vagas imágenes rondan por mi cabeza. Como el jodido flash de un paparazzi pesado. Recuerdo haber salido del curro con lo puesto, liarme un peta esperando a Claus e irnos al centro a emborracharnos en su destartalada moto fucsia putón. Casi todo estaba cerrado, pero un par de antros, de esos que nos gustan a nosotros, aún permanecían en activo, llenos de meados y potados por todas partes. La pura esencia de un buen garito: música, drogas, sexo y todo tipo de fluidos (y no tan fluidos) corporales. De repente un flashazo y de ahí salto a verme en la barra del Eskalofríos hacié